He vuelto...
El 2014 no fue mi mejor año. No estuvo fácil ni llevadero. Tampoco fluyó con mucha naturalidad y más bien todo me costó el doble. Sentí que llegué a un punto sin retorno en donde el dolor que venía acumulando por varios años me transformó en la versión menos bonita, divertida y soñadora de mi. Lo cual está de más decir que aborrecí con toda mi alma.
Dejé de disfrutar de casi todo, sobre todo del amor, pero en si, ¿cuál amor? si hubo de todo, menos amor, dejé de disfrutar de mis amigas, de mi familia y sobre todo, de mí misma. Fue un proceso largo, en donde una vez más me perdí, totalmente perdida y sentí que no había luz. El horizonte lo veía gris, más gris que otras veces, desdibujado, sin esperanza de cosas bonitas por venir y me sentí globalmente perdida, desmotivada y sobre todo aburrida, muy aburrida. Sentí que se fue el brillo habitual de mis ojos, tenía las risas opacas y mi alma que siempre ha sido soñadora, ausente.
Pero como la vida siempre es bella y mi Dios me ama tanto, me di cuenta una vez más que Dios sólo le pone a uno ésos procesos equivocados que tanto aborrecemos para que uno aprenda, tome nota, y no repita lo sucedido y empiece con mucha pero mucha más fuerza; y como yo lo esperaba, como mi fe lo sabía, todo, lenta y paulatinamente fue mejorando.
Recobré un lentamente la calma, empecé a ser la mujer lógica que siempre he sido, respire profundo, (sí, ya puedo respirar profundo) y una vez más me volví a mirar a los ojos y ha preguntarme ¿Qué putas te pasa Pucca? ¿Cuánto tiempo más vas a estar así? Luego mi calma fue aún más, después de noches enteras de lágrimas al fin sentí que pude encontrar la paz, dije cosas que tenía atoradas en el alma luchando por salir y al fin comprendí que no era respuestas a ésas palabras lo que buscaba, sino simplemente sacar de mi alma ésas palabras, después de éso, todo empezó a mejorar.
Emprendí un proceso rápido y efectivo de remendar los pedazos. Me cargué de energía positiva y acepté una vez más que estaba sola, pero esta vez acepté que estando sola, pude ser libre y empecé a encontrar a ésa YO que tanto quiero. Que tanto extrañé.
Me di cuenta de que estoy lista para poder de verdad recibir el amor, pero no cualquier amor, el amor que necesito y sobre todo, MEREZCO; y así encontré la fuerza para seguir y vivir la vida como la mujer hecha ventarrón que soy y siempre he sido. Indomable y a la vez dócil, risueña y feliz. Acepté todo lo bonito que conlleva ser yo, para poder entender que hay demasiados sentimientos valiosos, genuinos y divertidos aquí dentro que vale la pena sacar, entregarlos y sobre todo acepté que TIENEN que salir.
Y hoy, después de muchos días de haber por fin comprendido y aceptado todo ésto, sonrió y digo, “HE VUELTO”. Volvió la YO feliz, que le gusta su vida, la gente que escogió, sus planes, sus chistes, sacarle sonrisas a su gente, vivir con picardía, locura, espontaneidad y gracia.
Así que ya con el camino más claro y enderezado, con un trabajo que me gusta, que me bendice la vida y que empiezo a amar, con una sonrisa en el alma a pesar de extrañar a alguien con la misma intensidad con que sonreía, el 31 de diciembre, cerré los ojos y mandé al cielo mi único deseo: ser la yo feliz TODO el 2015. No pido más. Porqué sé que a partir de ahí la vida, mi vida, encuentra su cause y se mueve y fluye por el camino correcto y feliz que debe ser. Que siempre debió ser.
Entonces cuando pedí mi deseo de año nuevo todo se aclaró y entendí que cuando yo sonrió hago que los que están a mi alrededor mueran de la risa, se sientan cómodos y abracen la vida. Porque me aman y son felices por mi, conmigo. Y así yo abrazo mi vida y la disfruto y por eso todo empiezan mi Dios y mi destino a confabular a cosas acertadas y divinas para mi.
Por eso sé que éste 2015 será mi año. Estoy segura. Y más allá de e las cosas específicas que quiero como crecer profesionalmente y que mi amor, mi merecido amor me ame, mi 2015 se tratará de vivir intensamente, gozar cualquier cosa que haga y en cualquier lugar que esté.
Así seré yo quien sorprenda al 2015 mientras él, estoy segura me sorprenderá a mi con ése par de detallitos que le pido con toda mi fe, esperanza y confianza. Yo lo sé.
Dejé de disfrutar de casi todo, sobre todo del amor, pero en si, ¿cuál amor? si hubo de todo, menos amor, dejé de disfrutar de mis amigas, de mi familia y sobre todo, de mí misma. Fue un proceso largo, en donde una vez más me perdí, totalmente perdida y sentí que no había luz. El horizonte lo veía gris, más gris que otras veces, desdibujado, sin esperanza de cosas bonitas por venir y me sentí globalmente perdida, desmotivada y sobre todo aburrida, muy aburrida. Sentí que se fue el brillo habitual de mis ojos, tenía las risas opacas y mi alma que siempre ha sido soñadora, ausente.
Pero como la vida siempre es bella y mi Dios me ama tanto, me di cuenta una vez más que Dios sólo le pone a uno ésos procesos equivocados que tanto aborrecemos para que uno aprenda, tome nota, y no repita lo sucedido y empiece con mucha pero mucha más fuerza; y como yo lo esperaba, como mi fe lo sabía, todo, lenta y paulatinamente fue mejorando.
Recobré un lentamente la calma, empecé a ser la mujer lógica que siempre he sido, respire profundo, (sí, ya puedo respirar profundo) y una vez más me volví a mirar a los ojos y ha preguntarme ¿Qué putas te pasa Pucca? ¿Cuánto tiempo más vas a estar así? Luego mi calma fue aún más, después de noches enteras de lágrimas al fin sentí que pude encontrar la paz, dije cosas que tenía atoradas en el alma luchando por salir y al fin comprendí que no era respuestas a ésas palabras lo que buscaba, sino simplemente sacar de mi alma ésas palabras, después de éso, todo empezó a mejorar.
Emprendí un proceso rápido y efectivo de remendar los pedazos. Me cargué de energía positiva y acepté una vez más que estaba sola, pero esta vez acepté que estando sola, pude ser libre y empecé a encontrar a ésa YO que tanto quiero. Que tanto extrañé.
Me di cuenta de que estoy lista para poder de verdad recibir el amor, pero no cualquier amor, el amor que necesito y sobre todo, MEREZCO; y así encontré la fuerza para seguir y vivir la vida como la mujer hecha ventarrón que soy y siempre he sido. Indomable y a la vez dócil, risueña y feliz. Acepté todo lo bonito que conlleva ser yo, para poder entender que hay demasiados sentimientos valiosos, genuinos y divertidos aquí dentro que vale la pena sacar, entregarlos y sobre todo acepté que TIENEN que salir.
Y hoy, después de muchos días de haber por fin comprendido y aceptado todo ésto, sonrió y digo, “HE VUELTO”. Volvió la YO feliz, que le gusta su vida, la gente que escogió, sus planes, sus chistes, sacarle sonrisas a su gente, vivir con picardía, locura, espontaneidad y gracia.
Así que ya con el camino más claro y enderezado, con un trabajo que me gusta, que me bendice la vida y que empiezo a amar, con una sonrisa en el alma a pesar de extrañar a alguien con la misma intensidad con que sonreía, el 31 de diciembre, cerré los ojos y mandé al cielo mi único deseo: ser la yo feliz TODO el 2015. No pido más. Porqué sé que a partir de ahí la vida, mi vida, encuentra su cause y se mueve y fluye por el camino correcto y feliz que debe ser. Que siempre debió ser.
Entonces cuando pedí mi deseo de año nuevo todo se aclaró y entendí que cuando yo sonrió hago que los que están a mi alrededor mueran de la risa, se sientan cómodos y abracen la vida. Porque me aman y son felices por mi, conmigo. Y así yo abrazo mi vida y la disfruto y por eso todo empiezan mi Dios y mi destino a confabular a cosas acertadas y divinas para mi.
Por eso sé que éste 2015 será mi año. Estoy segura. Y más allá de e las cosas específicas que quiero como crecer profesionalmente y que mi amor, mi merecido amor me ame, mi 2015 se tratará de vivir intensamente, gozar cualquier cosa que haga y en cualquier lugar que esté.
Así seré yo quien sorprenda al 2015 mientras él, estoy segura me sorprenderá a mi con ése par de detallitos que le pido con toda mi fe, esperanza y confianza. Yo lo sé.
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